Anunciada Playstation 5 Pro: más polémica que ilusión para el nuevo hardware de Sony

De golpe sobre la mesa a posible tiro en el pie

Tras semanas de rumores y especulación, al fin han salido a la luz todos los detalles de la nueva consola de Sony, la versión mejorada de la PS5 que vió la luz en 2020: Playstation 5 Pro.

Este nuevo modelo saldrá al mercado el 7 noviembre, pero la sorpresa no está ni en su anuncio oficial ni en las novedades que traerá, sino en su precio: 799’99 euros, sin lector ni base incluidos. Para quien quiera todo el pack se iría a los 950€.

Esto ha provocado una crispación generalizada en un momento algo delicado para la industria. Veamos en detalle las características técnicas y todo lo que hay detrás de este sentir general.

Diferencias entre PS5 y Playstation 5 PRO

Mark Cerny, arquitecto de sistemas de Playstation desde 2013 y un habitual en este tipo de presentaciones de Sony, fue quien llevó la voz cantante durante toda la conferencia. Si bien se compartieron a grosso modo las diferencias principales entre el modelo original de PS5 y su versión Pro, llama la atención el carácter generalista del evento, en el que quizás se echaron en falta datos más concretos.

La sensación final fue de una presentación algo escueta, con información poco profunda en cuanto a los detalles técnicos y componentes del nuevo hardware de Sony, probablemente como consecuencia de tratar de enfocarla al público general.

En definitiva, aún queda bastante por descubrir, pero a continuación dejamos una comparativa de las diferencias más destacables conocidas hasta el momento:

EspecificacionesPS5PS5 PRO
Procesador gráfico (GPU)AMD Radeon RDNA 2AMD Radeon RDNA 3
67 % más de unidades de cómputo
Renderizado un 45% más rápido
Trazado de rayos mejorado
Almacenamiento SSD825 GB2 TB
Tecnología de reescalado por IA PSSR
Memoria RAM16 GB16 GB, 28% más rápida

En resumidas cuentas: más velocidad, con un enfoque claro en buscar un nuevo techo gráfico y técnico, mejora del ray traicing, mejor reescalado gracias a la IA (permitiendo alcanzar tasas de 60 fotogramas por segundo a una resolución 4k, tratando de cerrar así la brecha entre los famosos modos «calidad» y «rendimiento») y una ampliación sustancial en el almacenamiento SSD.

Si bien es cierto que, sin llegar a ser algo revolucionario, tecnológicamente existe un paso adelante, son muchas las dudas que deja este anuncio, lejos de disipar las que ya había con los rumores previos al anuncio oficial.

Un salto prematuro y prescindible

La noticia no deja indiferente a nadie y no es para menos. Cuando sacas a la luz una consola que sobre el papel es la más potente hasta la fecha y lo único de lo que todo el mundo habla es de que su precio es desorbitado, no es precisamente buena señal.

Sin embargo, esta sólo es la gota que colma el vaso de una generación de consolas de sobremesa que no termina de explotar. Una generación que empezó lastrada por la pandemia, por un aumento en el coste de los materiales y por una notable escasez de stock, pero que tras ya cuatro años parece no conseguir reponerse del todo. Ese es el sentimiento principal: la sensación de que desde el anuncio en 2020 de la Playstation 5 y la XBOX Series X/S, no se ha llegado a notar el salto generacional que cabría esperar.

No solamente en lo relativo a gráficos o rendimiento (apartados en los que, en mayor o menor medida, sí ha habido mejoras), sino más bien en la ausencia de títulos, nuevas IP’s, aspectos como la IA de los NPC y contenido que pueda mostrar el verdadero potencial de estas consolas.

En todo este tiempo, los juegos en los que de verdad se nota un cambio generacional se enumeran a cuentagotas: Ratchet & Clank: Rift Apart con sus tiempos de carga de escenarios, Hellblade II y su puntero apartado gráfico, o los Atro’s playrom y Astrobot con su uso del Dualsense podrían ser algunos ejemplos.

Para llevar 4 años de generación hay un número muy pobre de videojuegos rupturistas en lo técnico y, a fecha de presentación de la PS5 Pro, escasos proyectos a corto plazo anunciados, al menos por parte de Sony.

Un claro síntoma son los juegos mostrados en su conferencia para enseñar las bondades de PS5 Pro: God of War Ragnarok, Ghost of Tsushima, Jedi Survivor, Ratchet & Clank: Rift apart, The last of us parte II, Spidermann 2, Demons Souls, Returnal, Control, Horizon Forbiden West o Gran Turismo 7, entre otros. Todos ellos títulos que ya están en el mercado, algunos desde hace varios años.

De hecho, la presentación comienza con algunos de estos títulos corriendo perfectamente en el modelo estándar de PS5 mientras se desgranaban algunas de sus características técnicas. Este hecho por sí sólo denota tanto que la predecesora de Plastation 5 Pro aguanta el tipo perfectamente, como que a finales de 2024 aún no hay un sólo juego que la lleve al límite.

La generación alcanza su ecuador y no carbura

Pero no es Playstation la única con problemas de este estilo. En ocasiones parece que las dos grandes consolas de sobremesa no han terminado de dar un paso al frente. Sony en este 2024 ha sacado varios títulos con buena acogida (como Stellar Blade, Astrobot, Helldivers II o Final Fantasy VII Rebirth) pero carece de grandes proyectos anunciados para el corto plazo. Por no mencionar el batacazo de Concord, tema que daría para otro artículo.

Mientras, XBOX se encuentra en el polo opuesto. Habiendo ofrecido Microsoft una ilusionante conferencia en el «no E3» de este verano, con varios anuncios de gran magnitud y mostrando juegos que se presume que serán importantes en la industria, su catálogo de juegos relevantes lanzados recientemente es muy escaso. Algo que va muy de la mano con la estrategia de suscripciones a Gamepass y el enfoque multiplataforma que está siguiendo la compañía norteamericana.

Luego está Nintendo que, como siempre, está en su propia burbuja. Lo que transmite es que se encuentra en un año de transición para centrarse totalmente en la Switch 2, sacando pocos lanzamientos para los últimos coletazos de la histórica Nintendo Switch.

No obstante, este es un caso distinto, ya que una nueva consola de Nintendo 7 años después del lanzamiento de una Switch que se empieza a quedar corta en lo tecnológico sí se puede considerar necesaria.

Es en este contexto en el que genera tantas dudas que salga un nuevo modelo de consola ahora. ¿Qué argumentos da y qué catálogo hace que merezca la pena invertir en una consola mejorada pudiendo jugar perfectamente a todo lo disponible en su verisón estándar? De ahí la falta de correlación tan grande entre lo que puede ofrecer a día de hoy y su precio de salida, insistimos, con el lector de discos y la base vendiéndose a parte.

Por todo ello ¿era realmente necesario cuando ni por asomo se ha sacado lo máximo de su predecesora? La sensación es que no y que incluso si saliese a un coste accesible seguiría sin tener demasiado sentido, al menos a día de hoy, independientemente del precio y ya antes de conocerlo.

Un precio con doble filo

Teniendo ya algo más clara la situación y por qué se partía de cierto escepticismo con la PS5 Pro, toca hablar del tema estrella desde el anuncio oficial: el precio.

Partamos de la base de que sí, la tecnología avanza, los componentes se han encarecido los últimos años y probablemente, teniendo en cuenta las características técnicas de la Playstation 5 pro, no se aleje demasiado de su coste real o de lo que sería su equivalente, por ejemplo, en PC.

Pero tal vez este sea uno de los problemas. Uno de los grandes puntos a favor de las consolas de sobremesa siempre fue que, para un rendimiento similar a la hora de jugar (aunque por supuesto un PC aporta muchísimas otras funciones), ofrecen lo mismo que un ordenador a un precio más accesible. Por eso en el momento en el que se reduzca esa brecha de coste, como sería el caso de la Playstation 5 Pro, se generarán muchas dudas a la hora de qué equipo merece más la pena.

Esto solo se sostiene con una estrategia fuerte de exclusivos y un catálogo a la altura que saque todo el potencial al hardware. Algo en lo que Sony siempre ha destacado pero que, teniendo en cuenta la tendencia multiplataforma y la falta de proyectos actual, habrá que ver hasta qué punto es sostenible.

Es cierto que no es obligatorio comprar la Playstation 5 Pro para jugar, que no debería afectar al jugador casual, que no está pensada para llegar a él. Al final es un producto premium para toda persona que quiera estar a la vanguardia y jugar en consola de la mejor manera posible. Esto no es nada nuevo y lleva lustros pasando: Nintendo DSi, XBOX One X, las gamas de PC, la propia PS4 Pro, …

El caso es que si existiese la garantía de que solamente será eso y se quedará en un artículo «premium», sin que la versión básica se vea afectada, muchas personas estaríamos de acuerdo en que no habría mayor inconveniente.

Pero tanto si existe parte de tanteo para ver dónde está el listón del consumidor, como si la tecnología utilizada realmente cuesta esos 800€, ¿qué expectativas nos deja esto de cara a la próxima generación? ¿Hasta qué punto podrá salir una hipotética PS6 estándar a un precio accesible?

Conclusión: sombras y luces en la industria

Después de todo lo comentado, ¿cuál es la sensación? Por un lado, por supuesto existe cierta preocupación. Si las ventas de la Playstation 5 Pro van bien, cabe la posibilidad de que el listón de cara a la siguiente generación quede muy alto.

Esto unido a la dinámica del sector en los últimos años es lo que inquieta. Numerosos periféricos y complementos que se venden por separado, DLCs de pago en la inmensa mayoría de juegos, subidas en las consolas a mitad de generación (algo inédito hasta este año), en los servicios de suscripción, …

Sin embargo y tras pensarlo en frío, no queda otra que intentar no caer en el catastrofismo. Por es necesario no pasar por alto ciertos temas: que una consola salga a un precio mínimo de 800€ sin lector ni soporte, que compañías millonarias cierren pequeños estudios después de haber hecho grandes trabajos, que la conferencia que en teoría sustituye al mayor evento de videojuegos de las últimas décadas se parezca más a un gatcha que al E3, … Por no mencionar la declaración de intenciones que supone de cara al futuro que el lector de discos se venda por separado.

Pero no creo que sea uno de los peores años o que la industria esté en un momento terrible. Venimos de un 2023 histórico, uno de los mejores años en cuanto a lanzamientos, y en este 2024 ha habido grandes títulos, sorpresas y un nivel muy alto en varios juegos.

Con la Playstation 5 Pro, todo apunta a que Sony ha mostrado una posición de comodidad ante una competencia que no termina de comerle terreno en cuanto a consolas de sobremesa se refiere. Por mucho que el coste de producción pueda ser elevado, la compañía sabe que seguramente venderá unidades, y no parece que la intención haya sido ajustar costes lo máximo posible (el mero detalle de que el soporte se venda aparte es, cuanto menos… significativo).

Sin embargo, al menos de momento no puede hablarse de monopolio y no sería la primera vez que la compañía nipona peca de exceso de confianza y termina reculando. Cuando un precio está fuera de mercado, lo normal es que acabe cayendo por su propio peso.

Es cierto que estamos en una sociedad donde el producto de lujo, los sobrecostes y el valor añadido están a la orden del día. Esta dinámica forma parte del sector de los videojuegos desde hace años, pero el consumidor es consecuente y habrá un momento en el que no esté dispuesto a seguir pasando por el aro.

Lo normal sería que las compañías sepan esto, que la tecnología siga avanzando, que se abaraten ciertos costes y que este tipo de precios o productos en plena mitad de generación sigan siendo «premium». Es una barrera que no debería pasarse y probablemente ese sería el escenario ideal.

Sea como sea, solamente queda ver qué acogida tiene la Playstation 5 Pro a partir del 7 de noviembre, cuál es su rendimiento real y cómo afectará todo lo ocurrido de cara al futuro de la industria.

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