Es un día cualquiera, te has pasado el día trabajando o estudiando sin parar de pensar ni un segundo en ese giro de guión que te ha dejado la cabeza loca, en cómo acceder a esa zona oculta en la que estuviste dos horas intentando entrar, o en cómo puedes combinar equipo y habilidades para reventar a ese boss que se te ha atragantado.
Estás deseando llegar a casa, encender tu ordenador o consola y retomar esa historia que te ha enganchado, ver con qué te sorprenderá esta vez el juego, probar la build a la que llevas dando vueltas todo el día, pasarte por vigesimoquinta vez tu juego favorito o comentar con tu colega de cosas frikis todas las últimas noticias del mundillo.
El estreno de una película, el álbum nuevo de tu grupo favorito, la reunión para ponerse al día con los de toda la vida, ese partido con todo en juego de tu equipo en su estadio, … La vida muchas veces se resume en eso: ilusión. Por los momentos, los lugares, lo que está por venir y por revivir lo que ya ha pasado. También en compartirlo, en las emociones, en sentir y en las cosas que nos transmiten algo. Quizás no son demasiadas, o sí, pero las que lo hacen lo son todo.
La cultura y los videojuegos como vehículo y forma de expresión
Por eso el ocio y la cultura son tan importantes, en todas sus formas de expresión. Arte, literatura, cine, teatro, música, … y sí, videojuegos. Una obra cultural es un reflejo de la idea de su autor, un pensamiento plasmado, la visión de un lugar, de una cultura, una crítica social, la visualización de una fantasía, … En definitiva, lo que quiera ser.
Pero también es lo que hace sentir al lector, oyente o consumidor. Más allá de la intención del autor y lo que éste intenta contar, el cometido de una obra cultural es también lo que transmite a cada persona. Pasa a ser bidireccional, con infinitas posibilidades e interpretaciones.
Puede ser una vía de escape, una historia que te emocione, unos personajes con los que identificarse, algo que evoque a la nostalgia, que recuerde a un ser querido, que te transporte a otro mundo o época o que simplemente que te divierta. Todo esto y mucho más es lo que nos pueden dar los videojuegos.
Sin querer irme por las ramas, creía que una presentación debe estar a la altura y qué mejor manera que intentar reflejar lo que supone para mí este medio en particular y la cultura en general: ¿ocio? Sí, pero también mucho más que eso. De ahí sale este proyecto: Meigabit.
Una carta de presentación
La web nace como un lugar en el que compartir vivencias, impresiones y experiencias de una pasión como los videojuegos, esos que nos han dado tantos momentos solos, con amigos o con familiares, tantas historias y tantas emociones. También queríamos un altavoz desde el que alabar las buenas noticias o cosas que consideremos que se han hecho bien, y desde el que dar nuestro punto de vista de las que nos parezcan mejorables o que directamente consideremos reprochables.
En los tiempos que corren por desgracia estas últimas están a la orden del día, con subidas de precio injustificadas en mitad de generación, abusos al consumidor, despidos recurrentes, o la guerra a tumba abierta contra el formato físico. Pero la rueda no para y siempre hay lugar para la ilusión.
Un evento en el que se puede anunciar una nueva entrega de nuestra saga favorita, pequeños estudios sorprendiendo año tras año con brillantes títulos independientes, demostrando que hay creatividad para rato, o incluso aferrándonos a esa nostalgia que siempre encontraremos en juegos retro, remásteres, remakes o refritos de todo tipo (porque sí, todo en exceso es malo hasta que sale una versión remasterizada del juego al que hemos echado 500 horas en nuestra adolescencia, siempre y cuando no la estropeen).
Desde aquí intentaremos poner nuestro granito de arena y alzar la voz en defensa de lo que es esto: una pasión, un hobbie, pero también arte, cultura e incluso un trabajo para tantas personas. Un medio de todos y para todos que debe perdurar en el tiempo y seguir dándonos tanto. Con esta idea os damos la bienvenida al que será nuestro humilde rincón.